«Plata o plomo». Eso decía la remera que el viernes a la noche llevaba puesta el capo narco Waldo Alexis Bilbao cuando los agentes de la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales de Santa Fe penetraron las tres puertas del bunker en el que se refugiaba con su esposa y sus hijos. Estaba prófugo desde 2023.

Por Waldo Bilbao y su hermano Brian (al que aun falta agarrar) el Gobierno de Santa Fe había ofrecido una recompensa nunca vista: 50 millones de pesos. Sorprendentemente, el hombre se escondía en pleno centro de Rosario, en un súper departamento ubicado en un piso 18 frente al Monumento a la Bandera. El lugar, además, era el domicilio que aparecía en todos los registros. Estaba encerrado en su casa.
«El dato- que surgió de la propia investigación- era que estaba ahí y no salía ni a la vereda. Lo que no sabíamos era que para entrar al departamento había que transponer una reja y dos puertas de chapa pesada. Tardamos un minuto en tirarlas y casi se nos escapa», contó a Clarín uno de los miembros del operativo.
«Plata o Plomo», la remera que llevaba Waldo Bilbao al ser detenido el viernes.
Cuando el grupo táctico logró entrar se encontró a la esposa y a los hijos del narco en el living. Uno de los hombres miró hacia al baño y justo lo vio: Waldo estaba trepándose a un ducto de ventilación para escapar. Llegaron justo a agarrarlo de las piernas y bajarlo.
El antecedente más próximo de una detención de este nivel es el de Pablo Javier Raynaud (51) ocurrida en julio pasado en Capital Federal. Raynaud estaba prófugo de la Justicia federal de Santa Fe desde octubre del 2023 y era buscado como el cerebro detrás de la logística y el lavado de dinero del clan Bilbao.
Raynaud vivía con todas las comodidades en pleno barrio de Belgrano. Allí lo encontraron la Secretaría de Inteligencia (SIDE) y la Central de Inteligencia y Operaciones Especiales santafesina rastreando el IP del teléfono celular con el que había hecho una compra con Mercado Pago. La detención de Raynaud se concretó mientras estaba esperando para ordenar una hamburguesa en un local de comidas rápidas.
Pablo javier Raynaud, cerebro del lavado del clan Bilvao, cayo en julio pasado en Belgrano.
Oriundo de Cañada de Gómez, Raynaud tenía su base de operaciones en Rosario, donde había montado todo tipo de negocios para blanquear el dinero del clan Bilbao.
Sus socios eran los hermanos Brian y Waldo Bilbao quienes se dedicaban a meter cocaína en grandes cantidades desde Bolivia. En los operativos de 2023, realizados por Gendarmería, se allanaron hangares y secuestraron tres avionetas. En ese momento se detuvo a cuatro ciudadanos colombianos y uno mas cayó meses después en Colombia.
«Patoruzek»
«Patoruzek» es el nombre de la dinastía (inventada) con la que el historietista Dante Quinterno le dio antepasados a su personaje más famoso: Patoruzú, aquel indio tehuelche sui generis nacido en 1928 que llegó a ser una de las creaciones más emblemáticas del comic argentino.
Ahora, por obra y gracia de los traficantes de cocaína rosarinos, «Patoruzek» terminó siendo el apodo de un jefe narco: Brian Bilbao. El hombre – argentino, de 48 años- es señalado como cabeza de una organización dedicada a meter cientos de kilos de cocaína boliviana a nuestro país y también de lavar en el mercado los miles de dólares que obtenía como ganancia. Su hermano Waldo, que cayo el viernes, era su mano derecha.
La clave de la organización eran sus avionetas. En un operativo que se extendió del 31 de octubre al 3 de noviembre de 2024 se detuvo a 14 personas tras 37 allanamientos. La Gendarmería secuestró tres aeronaves con las que, de acuerdo a las escuchas del expediente, la banda hacía entre uno y dos viajes por mes desde Bolivia triangulando en Paraguay, la ruta preferida de los narcos en los últimos años.
Avionetas secuestradas y 13 detenidos de la banda de líder narco Brian Bilbao (Patoruzek), que está prófugo.
En cada viaje podía contrabandearse hasta media tonelada de cocaína que puesta en Buenos Aires (una de las plazas de la banda) se cotizaba a unos 5.400 dólares el kilo, según escuchas del expediente. Las avionetas bajaban en pistas clandestinas de los alrededores de Rosario y la carga era inmediatamente sacada en camionetas y almacenada en galpones de la zona.
Las avionetas también se guardaban en hangares y en uno de ellos, en la localidad de Olivares, cercana a Santa Fe, se detuvo a cuatro ciudadanos colombianos que acababan de entrar a la Argentina. El volumen de plata que manejaba la banda era tanto que el pago a un piloto podía llegar a 250 mil dólares. Y el cerebro no era otro que Raynaud.
En la causa, a cargo del Juzgado Federal N° 3 de Rosario, participó un equipo de fiscales: Adriana Saccone de la fiscalía federal de Rosario, la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) a cargo de Diego Iglesias y Diego Velasco, titular de la Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac).
La investigación en el terreno fue encargada a la División Antidrogas de Gendarmería que, de hecho, fue la que dio la primera alarma tras un hecho que terminó con dos muertos: el 24 de agosto de 2020, cerca de Cañada de Gómez, mientras perseguían a dos camionetas que iban a buscar la carga de una avioneta, una de ellas volcó y en el accidente murieron dos primos: Alejandro y Mauricio Santos.
Estos dos hombres tenían todo tipo de equipos de comunicación encima y tres celulares. Suerte o no, uno de ellos no tenía código de bloqueo. Esa fue la punta del ovillo.
Según la acusación fiscal, esta banda está directamente relacionada con un hecho ocurrido el 18 de junio de 2021. Ese día se secuestraron 391,920 kilogramos de cocaína que estaban dentro de una camioneta BMW X5 estacionada en una cochera de Villa Gobernador Gálvez (en el límite de Rosario).
Los dos principales procesados de esa causa hicieron viajes por tierra a Brasil (quedaron registrados en el Puente Tancredo Neves) y a Paraguay (pasaron por el puente San Ignacio de Loyola) con integrantes de la banda de «Patoruzek». Y un detalle para nada menor: En uno de esos cruces aparece un hombre condenado como proveedor de cocaína de la banda de Los Monos.
El dato de la camioneta BMW escondida en Villa Gobernador Gálvez surgió de un expediente abierto en la Justicia Federal de Santa Fe en 2019, en el que se estaba siguiendo la pista de una avioneta sospechosa que había aterrizado en la localidad santafesina de Larrechea.
Como parte del operativo contra «Patoruzek» Bilbao, la Justicia ordenó que se congelen los bienes que figuran a nombre de diez sociedades, tanto inmuebles como una flota de autos de lujo que figuran como patrimonio de distintas empresas.
Blanqueo al por mayor
A la hora de invertir para blanquear el dinero, esta organización había puesto un huevo en cada canasta. Solo algunos ejemplos:
Biodiésel. Las escuchas revelaron que uno de los miembros de la banda instaló una planta de biodiésel en la localidad de Gálvez, que luego fue mudada a la localidad de Álvarez. La razón del cambio de locación: quien figuraba como dueño del campo donde se había instalado la planta en Gálvez había sido detenido por el caso de la cocaína adentro de la camioneta BMW.
Narcotaxis. La Gendarmería logró establecer que la esposa de «Patoruzek» manejaba una flota de taxis a través de dos sociedades: Taxideral SRL y Remitaxi SRL. En el negocio también participaba la viuda de Alejandro Santos, aquel hombre que murió junto a su primo cuando era perseguido por gendarmes. En abril de 2020 uno de los taxistas prestanombres sufrió una balacera. Le tirotearon la casa, ubicada en el sur de Rosario y le escribieron «taxista narco», en el frente.
Vorterix por dos. Los narcos suelen sentirse atraídos por el espectáculo. Y esta no fue la excepción. La banda adquirió la sociedad VTX Rosario, que controlaba el teatro Vorterix de Rosario y también el teatro Vorterix de Mar del Plata. En este último se asociaron con un agente que no era parte de la maniobra y en las escuchas se nota su preocupación por el origen del dinero de sus socios.
El negocio del narcotráfico siempre trae anexado una paradoja. Los márgenes de ganancia son tan bestiales que los narcos no saben en qué usar el dinero sin ser detectados. Esta banda ramificó en cuanto negocio pudo: también abrió dos bares: Affascinante en Mendoza y Vera, y luego Affascinante Rock and Beer en Caferatta y Catamarca (Rosario).
La frutilla de la torta (y un clásico narco) era la agencia informal de autos usados de lujo «Portillo Usados Exclusivos». Este negocio también se sostenía en base a testaferros y en la causa se tomó una escucha entre dos hermanos «prestanombres» que temían ir presos.