El 24 de noviembre de 2005 murió el icónico actor de cine de ascendencia japonesa que marcó a una generación en los años 80. Su infancia en un campo de concentración, su lucha y el rol que le cambió la vida.
Pat Morita.
Pat Morita no nació en Japón, sino en California, Estados Unidos, el 28 de junio de 1932. Su nombre original era Noriyuki, pero lo bautizaron Pat por un sacerdote que lo conoció en su infancia, signada por una tuberculosis espinal que se desarrolló cuando tenía dos años y lo dejó inválido hasta los once.
Sin embargo, eso no fue todo. El origen nipón de sus padres signó sus primeros años de vida: estuvo preso en un campo se concentración de Arizona durante la Segunda Guerra Mundial. Antes vivía en una fundación para niños inmigrantes pobres del Hospital Shriners de San Francisco, y se reunió con sus padres en agosto de 1943, después de ser escoltado por un agente del FBI. “Lloré durante cuatro días. Sentía nostalgia por los médicos y las enfermeras del hospital”, aseguró alguna vez sobre sus impresiones al llegar al campo de concentración, que prefería llamar ‘campo de internamiento’.
Tras dos años encerrado, en octubre de 1945 la familia fue liberada y todos se pusieron a trabajar para arrancar de nuevo y abrir su propio restaurante. En paralelo, el hombre que por entonces no imaginaba su carrera actoral, cursaba la carrera de aeronáutica en la Universidad de Fairfield. Tras recibirse, trabajó en una empresa aeroespacial, se casó con una Kathleen Yamachi, de quien luego se divorció, y tuvo una primera hija, Erin.
Consolidado económicamente pero infeliz desde la vocación, con treinta años se animó a incursionar como actor de comedia. Adoptó el nombre artístico de Hip Nip y se destacó en bares y teatros independientes. En 1967 un productor lo convocó para ser parte de Millie, una chica moderna, el musical que protagonizaba Julie Andrews y James Fox. Hizo varios papeles menores en cine hasta que a mediados de los años 70 encarnó a Arnold en la serie Happy Days.
Pat Morita.
Llegar al rol de Miyagi en Karate Kid no fue fácil. Tuvo que hacer cinco castings para que el productor, Jerry Weintraub, lo aceptara a pesar de ser comediante y no “un actor serio”. El director, John Avildsen, estaba convencido de que lo interpretaría a la perfección. Con los años, el productor le confesó a Pat Morita que no contratarlo hubiera sido el peor de error de su carrera. Y no se equivocó. Morita fue nominado al Oscar como Mejor Actor de Reparto.
A nivel personal, después llegarían dos esposas más, Yukiye Kitahara, y Evelyn Guerrero. Además, de dos hijas, Tía y Aly. Morita falleció por una insuficiencia renal cuando tenía 73 años, después de conmover a toda una generación y de dejar múltiples enseñanzas en el rol del gran maestro del karate.