El Presidente y su ministro de Economía estuvieron cuatro horas trabajando sobre el programa plurianual que se pondría en marcha tras negociar la deuda de 44.000 millones de dólares que contrajo la administración de Mauricio Macri.
Alberto Fernández y Martín Guzmán en la quinta de Olivos.
Martín Guzmán llegó a Olivos con dos carpetas repletas de cuadros técnicos para analizar la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y avanzar en el programa plurianual que desea ejecutar hasta fines de 2023. Ese programa dependerá del acuerdo de Facilidades Extendidas que Guzmán negocia con el staff del FMI y que recién será tratado por su board cuando Joseph Biden se haya asentado como el presidente número 46 de los Estados Unidos.
Alberto Fernández ya había salido a caminar por los jardines de la quinta presidencial -cinco kilómetros diarios- y aguardaba a su ministro de Economía con el café con leche servido, las tostadas de molde y el queso crema. Trabajaron solos y con distanciamiento social cuatro horas seguidas: el jefe de Estado tomó leche de almendras y agua mineral.
El cónclave se inició a las 10 y terminó a las 14.
“Tuvimos una buena semana”, sintetizó Guzman al Presidente cuando comenzó el desayuno. La delegación del FMI trabajó durante horas en el Palacio de Hacienda y visitó al ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, y al titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa.
Alberto Fernández dialogó con Massa y De Pedro, y la conclusión fue idéntica: el Fondo asume que Argentina honrará la deuda de 44.000 millones de dólares contraída por Mauricio Macri, pero entiende que no hay margen político para imponer un plan de ajuste.
Guzmán abrió su carpeta denominada “Radiografía de la Economía”, y a través de cinco gráficos en colores primarios describió al Presidente cómo está la macro a mediados de noviembre. El ministro también repasó la secuencia de negociación del FMI con los distintos ministerios del Gobierno, y elogió la ayuda técnica del titular del Banco Central, Miguel Pesce.
“Conoce el sistema y tiene muchísima experiencia. Yo lo respeto”, comentó Guzmán al Presidente. Pesce y el ministro de Economía tuvieron fuertes diferencias técnicas en relación al control del Contado con Liqui (CCL), pero la situación zanjó cuando Alberto Fernández empoderó a Guzmán y Pesce aceptó su decisión política.
Martín Guzmán y Miguel Pesce: dos jugadores clave al momento de negociar con el FMI
La negociación económica más compleja pertenece a Guzmán, que es acompañado por Sergio Chodos, representante argentino ante el FMI. Eso implica fijar pautas vinculadas al crecimiento, al desarrollo de mercado de capitales, a los incentivos para el sector energético, la inclusión social y las futuras reglas de competencia, entre otros asuntos.
“La idea con el Fondo es cerrar un programa que estabilice la situación económica”, dijo Guzmán al jefe de Estado tras la segunda ronda de café.
Alberto Fernández escuchaba en silencio a su ministro de Economía cuando describía los términos de la negociación con el FMI, y a continuación daba instrucciones políticas para encarar una nueva ronda de conversaciones que continuarán mañana en el Palacio de Hacienda.
Cerca del mediodía, Guzmán cerró su carpeta sobre la “Radiografía de la Economía”, y abrió un dossier con 15 cuadros técnicos que en su jerga personal bautizó con el nombre de “Programa plurianual que define el rumbo de la economía” hasta fines de 2023.
En este tramo del desayuno de trabajo en Olivos, Alberto Fernández y Guzmán perfilaron el programa económico que pretenden ejecutar después del Acuerdo de Facilidades Extendidas con el FMI. Ese proyecto de programa plurianual contempla los siguientes capítulos:
1. Equilibrio fiscal
2. Estabilidad del crecimiento
3. Caída del desempleo
4. Inclusión social
5. Pobreza en general y pobreza infantil
Cuando concluía la reunión, el Presidente insistió a Guzmán sobre la necesidad de “estabilizar la situación en los mercados” y de “acumular reservas” en el Banco Central. Alberto Fernández cree que es posible articular una táctica financiera para evitar un alza abrupta del tipo de cambio y, a la vez, empujar reformas estructurales en todos los ministerios del Gobierno.
El jefe de Estado tiene decidido poner a consideración del Congreso, el Acuerdo de Facilidades Extendidas que cierre con el Fondo Monetario Internacional. Eso ocurrirá más allá de marzo, cuando Biden ya ocupe el Salón Oval de la Casa Blanca y el board del FMI sepa qué piensa el Presidente de los Estados Unidos sobre la agenda geopolítica de Alberto Fernández en América Latina y el mundo.